- PARROQUIA LA SANTÍSIMA TRINIDAD -

- La Unción de los Enfermos -

¿Cuántas personas fallecen que no recibieron los auxilios religiosos? ¡Muchas!... porque sus familiares no llamaron al sacerdote. ¡Qué tremenda responsabilidad ante el tribunal de Dios para sus deudos! 

 

Hay obligación gravísima de llamar al señor Cura para la confesión de los enfermos. No se debe esperar los últimos momentos, cuando él no puede ya atender. Pero aún cuando el enfermo haya quedado sin conocimiento, por cualquier causa que fuere, siempre se debe llamar al sacerdote, para que, por lo menos, le dé la Santa Unción. 

 

¡Qué cosa tan horrorosa es morirse sin haberse reconciliado con Dios! Y en cambio, ¡qué grato es morir confortado con los Santos Sacramentos! Qué consuelo tan grande es para los parientes y amigos, pues les dá gran confianza de que la persona fallecida ha asegurado la posesión de la vida feliz que no termina.
 

“Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los sacerdotes, la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado, para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo, y contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios.”CIC # 1499. 

 

¿Qué es la Unción de los enfermos?

 

La Unción de los enfermos es un sacramento instituido por Jesucristo, insinuado como tal en el Evangelio de san Marcos (cfr. Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por el Apóstol Santiago: «Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados» (St 5,14-15). 

 

¿Quién es el ministro del sacramento?

 

Ministro de este sacramento es únicamente el sacerdote (obispo o presbítero). Es deber de los pastores instruir a los fieles sobre los beneficios de este sacramento. Los fieles (en particular, los familiares y amigos) deben alentar a los enfermos a llamar al sacerdote para recibir la Unción de los enfermos (cfr. Catecismo, 1516). 

 

¿Quién es el sujeto de la Unción de los enfermos?

 

Sujeto de la Unción de los enfermos es toda persona bautizada, que haya alcanzado el uso de razón y se encuentre en peligro de muerte por una grave enfermedad, o por vejez acompañada de una avanzada debilidad senil. A los difuntos no se les puede administrar la Unción de enfermos.

 

Para recibir los frutos de este sacramento se requiere en el sujeto la previa reconciliación con Dios y con la Iglesia, al menos con el deseo, inseparablemente unido al arrepentimiento de los propios pecados y a la intención de confesarlos, cuando sea posible, en el sacramento de la Penitencia. Por esto la Iglesia prevé que, antes de la Unción, se administre al enfermo el sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación.

 

El sujeto debe tener la intención, al menos habitual e implícita, de recibir este sacramento. Dicho con otras palabras: el enfermo debe tener la voluntad no retractada de morir como mueren los cristianos, y con los auxilios sobrenaturales que a éstos se destinan.

 

Aunque la Unción de enfermos puede administrarse a quien ha perdido ya los sentidos, hay que procurar que se reciba con conocimiento, para que el enfermo pueda disponerse mejor a recibir la gracia del sacramento. No debe administrarse a aquellos que permanecen obstinadamente impenitentes en pecado mortal manifiesto (cfr. CIC, can. 1007).

 

Si un enfermo que recibió la Unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir otra vez este sacramento; y, en el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava (cfr. CIC, can. 1004, 2). 

 

Los efectos del Sacramento

 

En cuanto verdadero y propio sacramento de la Nueva Ley, la Unción de los enfermos ofrece al fiel cristiano la gracia santificante; además, la gracia sacramental específica de la Unción de enfermos tiene como efectos:

 

  1. La unión más íntima con Cristo en su Pasión redentora, para su bien y el de toda la Iglesia (cfr. Catecismo, 1521-1522; 1532);
  2. El consuelo, la paz y el ánimo para vencer las dificultades y sufrimientos propios de la enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez (cfr. Catecismo, 1520; 1532);
  3. La curación de las reliquias del pecado y el perdón de los pecados veniales, así como de los mortales en caso de que el enfermo estuviera arrepentido pero no hubiera podido recibir el sacramento de la Penitencia (cfr. Catecismo , 1520);
  4. El restablecimiento de la salud corporal, si tal es la voluntad de Dios (cfr. Concilio de Florencia: DS 1325; Catecismo, 1520);
  5. La preparación para el paso a la vida eterna. En este sentido afirma elCatecismo de la Iglesia Católica: «Esta gracia [propia de la Unción de enfermos] es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente la tentación de desaliento y de angustia ante la muerte (cfr. Hb 2,15)» (Catecismo, 1520).

 

Por favor, póngase en contacto con la oficina de la parroquia si alguien está en necesidad de la Unción de los Enfermos, he informe si la persona  está en su domicilio.

 

Si la persona esta en el Hospital, por favor póngase en contacto con el Departamento de Pastoral del Hospital.